martes, 6 de diciembre de 2011

Malestar Intermitente


Hoy me reclino en este ambiente de cuartillas y borrones.
Es uno de esos días en los que me veo obligado a convocar al alma y la mente
en una improvisada asamblea de folios en blanco,

Se hace necesario, así, de vez en cuando,
agarrar las miserias de uno, subirles el tono y buscarles asiento,
escapando del ruido y los nervios que van devorando este mundo maltrecho.

Es cierto que me gusta el alcohol.
Reconozco que suelo volver a casa cuando en los coches no queda ni rastro de escarcha.
O que no acostumbro a recordar siquiera el nombre
de algunas de las mujeres con las que paso la noche.
No es menos cierto que ando corriendo de un lado a otro.
Que hace ya algún tiempo que dejé de sentarme en la orilla
a contemplar como las olas rompen contra las rocas,
desafiando una vez tras otra, los límites que les impone la tierra.

Supongo que este vivir agitado
es producto de una época de mensajes cortos y pocas novelas,
de twiteres y feisbucs,
de hacer camino salto a salto,
exprimiendo la risa y la prisa ante un futuro cada vez más incierto.

Pero el caso es que esta noche, descansando resacas y dolores de cabeza,
lamento no haber pisado más a menudo el freno.
Y es que soy consciente que de tanta corrida (no se asusten)
he dejado de tocar un buen puñado de momentos y unos cuantos placeres.

Pero al fin y al cabo, de prisas y tropiezos he terminado siendo lo que soy.
Y a pesar de todo, cada día que me levanto,
me reconozco en el reflejo que me devuelven la ventana, el espejo y vuestros rostros.
Que de curiosidad y ganas de vida he conocido mil lugares y alegrías;
sexo consciente y sexo descreído;
puños cerrados y cantes valientes;
rabia y deseo;
llanto y gemidos.

Pero no me dejen solo en este malestar intermitente.
Démosle la vuelta a sus esquemas y sus buenos modales.
Y si se nos agotan las risas, las canciones y los días,
salgamos con el cubo, la brocha y los pinceles.
Son nuestros los sueños, la vida y las calles.
Suyas las corbatas, las distancias y los corazones que no tiemblen.

1 comentario:

  1. O se vive a mil por hora o uno se muere viviendo. Me ha encantado esta entrada. Chapeau!

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