viernes, 14 de octubre de 2011

Ella

Nadie mentiría si dijese que ella habla poco, porque siente que tiene poco que decir.
Apenas acierta a juntar unas letras con otras para darles la voz,
O mucho menos coger el lápiz para darles asiento.
Su mirada joven y atrevida, te acerca a la edad que realmente tiene.
Pero las manos desgastadas y sufridas muestran los años que le arrebataron.

Aunque no fue a la escuela (por ser “ella” y no “él”), ni puede leer el diario,
Sabe cuando va a llover o cuando enferma el niño,
Igual que le sobró la fuerza para posar sobre su espalda y su juventud
Primero la infancia de sus hermanos y luego también la de sus hijos.

Siempre fue más esclava que mujer, más atenta que leída,
Ignorada y sometida, menos dueña, más humana.
Las costuras de la ropa que a menudo lleva encima,
No soportan más de un día el ajetreo de su vida;

Y aunque pobre y descuidada, y de ilusiones amputadas,
Es capaz de hacerle frente a la miseria y la apatía,
Transformando las carencias, la tristeza y la arrogancia
En una preciosa historia de dulce y tierna alegría.

Nunca nos regalaron nada

No caímos aquí por azar;
Ni somos una pompa lanzada en el aire sin sentido ninguno.
Nuestro rostro no es sólo hoy,
Ni será mañana,
También fue ayer,
Y guarda las arrugas de un pasado difícil de encajar.

Seguro que lo de rojo no es casualidad.
Es el color del llanto y el sufrimiento,
De la sangre que costó convertir en presente
Conquistas y derechos al pataleo.
Pero también es rabia y fuerza,
Es la necesidad de plantar cara al insulto y la indolencia.

Ellos nunca nos regalaron nada.

Tuvimos que trabajarnos y conquistar
Atardeceres desnudos de pudores y reservas;
Revueltas de medianoche entre sudor y gemidos,
Abrazando placeres;
La tristeza dada la vuelta,
Enterrada en su espanto,
Herida por nuestro desprecio;
La vida en forma de sexo y de risa,
Alargando sus dedos para rozar el éxtasis de lo humano.

Nada nos regalaron, todo tuvimos que pelearlo.

También el pan y el techo,
El libro y el derecho a la palabra.
Mañana nadie nos arrojará
Como una pompa al vacío y dejada a su suerte;
Estaremos donde esta corriente de avaricia
Y valores que suben y bajan nos deje.

No permitas que nos arrebaten la vida,
Ni te dejes llevar por la inercia que da la derrota.
Pelea el mañana, plántate, brota.
Y recuerda que nunca nos regalaron nada.